viernes, 16 de noviembre de 2012

POEMA: "DESVELO", por Juan Antonio Alfaro


DESVELO


Aquí abajo,  en la tierra: nuestro infierno 
El desvelo no es una opción
Es un libro mártir como lente sobre ojos
Luces que rayan la ventana de un enfermo
Espirales del saberse sólo.

Una mandrágora grita la próxima muerte
Y el Valium de la calma navega sobre la lengua.

Aquí el desvelo no es opción:
Es el ojo de la noche que no se cierra
Un mimetizado color venenoso
Un trago líquido de placer  corrosivo
Y luego, un ojo vigilante, otro que sueña
Y todo lo ven a través del cuerpo.

Aquí la hoja da vuelta en una elipse sin fin
El cigarro, el mezcal, el nuevo orden de las cosas
Pero nada importa más que la cronología del sueño.

El desvelo es aquí y no hay opción
De llorar espermas sin notar la vida próxima
La fase fálica del inconsciente sexual
Soltar el vuelo a las copas de los árboles
A las aves suicidas de la razón.

Unos ojos de eras prehistóricas se miran modernos
La vulnerabilidad de un estadio piagetiano perdido
7 días en vigilia mundana de la pupila y parpados.

(Otro mar de horas se disuelve gancho al hígado
                                             Otro YO naciente en la multitud de esporas
                                             Otro más desnudo de sílabas muertas
                                             Otro sintagma del nombre escrito en humo
                                              Otro envejecer despierto sin morir de noche)

Aquí es desvelo la oruga del mañana que nace
No hay otra opción más que pegarse al silencio infinito del poema
No nacer del sueño blanco de un romance
(El amor no será para nosotros mientras no despierte).

No es más que la hora de hundir los ojos en cloroformo
Volver metano el sueño sin ninguna espera
Declamar un verso sobre el magma del cuerpo
Escribir y escribir sobre los senos de la muerte
Y adentrarse en las piernas abiertas del delirio.

MICRO RELATOS, POR JUAN ANTONIO ALFARO




“7menos1”

Corrieron detrás de él unos diez perros, lo rodearon en un callejón, se acercaron enardecidos y le mordieron todo el cuerpo hasta dejarlo inerte. Al día siguiente descansaba plácidamente sobre un montículo de basura lamiéndose los bigotes. Era un gato con suerte. Todavía le quedaban 6 vidas.


“Uno de Aventuras”

El niño corrió por el bosque desesperado. Encontró un castillo abandonado y se refugió en él. Tomó la espada y un escudo que colgaban a un lado de la puerta principal y salió a hacerle frente al enorme dinosaurio que lo perseguía. El dinosaurio fácilmente lo cogió de la playera, lo arrinconó en una diminuta cueva, lo despojó de su espada, le acercó la boca con sus afilados dientes, y entonces…mamá lo despertó con un beso en la mejilla, era tarde para ir a la escuela.